épica de la ensalada

Dado un coeficiente que viniera definido por una fracción cuyo numerador contemplara la dificultad de una ruta terminada, y cuyo denominador albergara el grado de calamidad personal con el que uno afronta la citada ruta, la de ayer sería, sin duda, mi ruta más dura terminada en peores condiciones de partida. La de mayor coeficiente, diríamos.
La ruta está aquí, unos 105 km con algo más de 2600 m de desnivel acumulado de subida, calculo según esto.
La calamidad venía del domingo, de otra ruta, esta vez a pie, que me tenía para haber estado dos días más en el dique seco. Pero los planes son así y las estancias cortas mandan en el calendario.
Salí del mismo sitio que la vez anterior, esta vez con montura de carretera, una magnífica Trek de aluminio que se comportó estupendamente, también de bike4walk. Me subí al Parque del Teide como malamente pude y cuando pensé que las lanzas estaban vencidas, me vi llegando. Crucé el parque,un espacio sideral estupefaciente, y bajé, no sin antes volver a subir nada más dejar el Parque, por Vilaflor y Granadilla, un espectáculo de bajada que me llevó al aeropuerto del sur al que entré, a lo grande, por la autovía, pues no hay otra forma. Allí cogí un bus que me devolvió a casa.
En particular, Izaña y El portillo fueron las claves que me hicieron seguir. En general, el triunfo de la voluntad, algo que requiere de cabeza disponible.
Por orden cronológico:














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