los santuarios

Al bar al que me voy a referir llegué con unos boquerones frescos, pasada la una de la madrugada, que fueron guardados en la misma cámara de donde salieron los quintos de Estrella de Levante que ingerimos. Cuando me fui, humo ya de por medio en el interior de local por mor de su propietario, me llevé una ruta en la cabeza. Quien me la contó, el del humo, sumamos paradojas, las hace a pie. Yo me fui hasta Onil con la bici en el coche y de ahí empecé; ese día todo iba retrasado, que el sueño es lo que tiene. De Onil a Biar por una carretera magnífica por donde no pasa casi nadie (CV-802 y 799) y además hay un buen tramo de carril bici. Desvío antes de llegar a Biar a la derecha hacia el santuario de Nuestra Señora de Gracia y de ahí en adelante el PR-V 55 y sus estribaciones
En total fueron 49 km, de los cuales unos 30 estuve metido en harina hasta las cejas. Acabé cerca de las 2, hora francamente mala para estos menesteres que narro. Buena parte del tiempo estuve trepando cimas, tirando de la bici como buenamente podía, pero mereció la pena. El del humo sabía lo que decía. Volveré, que hay allí un enjambre por descubrir.
De ese día tengo sólo tres imágenes; la primera, del lugar de partida del PR, el santuario. La otras dos, metido ya en harina con la frondosa pinada a mis pies, por decirlo de algún modo.
Tuve regresiones a mi infancia y adolescencia, donde Biar tiene una presencia indeleble. Qué cosas, enlazar el humo, los boquerones, la música y la infancia.




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