Me metí a explorar la Casa de Campo madrileña con la Lapierre y me encontré bordeando el Zoológico que allí hay. El tamaño de los tigres impresiona, la verdad; y el blanco es de una belleza extrema. Era marzo de este año, día 7. Antes de volver a casa pasé por el súper y la metí dentro, claro. Al final, en sepia, junto a la Conor de Bé, reposando en casa.
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