Pensé en Santos Trinidad y dije para mis adentros: rock and roll. Las rampas superioires al 10% se sumaban en una acumulación que se hacía insoportable, pero la recompensa era de tal magnitud que la balanza cedía hacia un único lado. Con G., en tierras del Concejo de Caso, parte de la ruta de los Arrudos y parte por la Vega de Brañagallones. La ruta la tenéis aquí. La más bella y la más dura que haya hecho nunca. Y en inmejorable compañía.
Antes de salir, las monturas en la antojana de la casa, en Caleao:
Y ya metidos en harina:
Los guantes que lucí ese día, como los de JC:
Y descansando mientras nos tomábamos el mejor bocadillo de jamón serrano que hayamos tomado en nuestras vidas, en Bezanes, antes de afrontar la vuelta por carretera:
Por cierto, en la Vega nos cruzamos con el lobo nómada que llevaba toda una tropa en su 4x4 haciendo una excursión fantástica. Aquí tenéis su página.
Estos son algunos vídeos domésticos de varios de los pasos que afrontamos, con mi respiración de fondo dando idea del asunto del esfuerzo:
Estos son algunos vídeos domésticos de varios de los pasos que afrontamos, con mi respiración de fondo dando idea del asunto del esfuerzo:
Todo esto ocurrió este miércoles pasado. Para la posteridad y nuestro recuerdo queda.
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