donde los guantes

En ocasiones las rutas nos dejan un sabor amargo. No sólo amargo, pero también amargo. A modos de exorcismo, abordaré recuerdos de una de ellas. No todo fue amargura.
Ocurrió hace unas semanas. De Tres Cantos a Navacerrada por el Camino de Santiago madrileño, por segunda vez. La primera aún no ha aparecido aquí.
Ese día estrené guantes, por cierto. No me convencen, también por cierto.







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