El Garruchal y la semilla de la Oryza sativa

Aproximadamente un año después volvimos a tierras murcianas e hicimos una juntos los cuatro jinetes. Esta vez G. preparó la ruta, excelente, por cierto. Incluimos una parada a comer en un lugar mítico donde pudimos degustar el que probablemente haya sido el peor arroz que he tomado en mi vida. Pero no faltó el humor. 
Volver al puerto de El Garruchal me produjo tanta alegría como nostalgia.
Las fotos, en orden cronológico. El pinchazo, de Fx, también un año después. El equipo de música empotrado y la colección de perolas arrumbadas en el lugar donde nos guardaron amablemente las bicis, cosas de la murcianía, una unidad de destino en lo universal...











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